El calor de tu aliento
abrió mis vías respiratorias
espero encuentros
no de horas transitorias,
el calor de tu mirada
penetra al corazón
espero con eso
no perder la razón.
El momento del abrazo
inexplicable y eterno,
tan fugaz y exacto
como tornillo y perno
digno de guardarse
en cuaderno.
El brillo de tus ojos
daba luz a los nublados días
que envolvieron
a su paso el estar en tu regazo,
esa fiebre inexplicable
como marca imborrable,
de la decisión tomada
sin explicaciones,
sin demostrar emociones
sin sentido y sin
razones...
TC 090514
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